Tres semanas después de la concepción, el tejido que está
destinado a formar
el
sistema nervioso humano puede reconocerse en forma de placa neural el cual es un
pequeño fragmento de tejido ectodérmico situado en la superficie dorsal
del
embrión en desarrollo. El proceso de inducción neural se produce en el periodo
temprano de la gastrulación, cuando se invaginan las células superficiales del
epiblasto. En ese periodo, el mesodermo por interacción con el endodermo da
lugar a una prolongación precursora del esqueleto axial, denominada notocorda.
Aproximadamente en el día 18 embrionario se produce la inducción neural por
interacción entre el mesodermo que contiene la notocorda y el ectodermo. Este
mesodermo promueve la proliferación de células en el ectodermo que la cubre, e
induce la formación de la placa neural en la superficie dorsal media del disco
germinativo. Se considera que señales, o factores neuronalizantes, diferencian
al ectodermo de la placa neural como neuroectodermo y, a partir de ese momento,
la placa neural es la precursora del SN. Sus células han quedado determinadas a
desarrollarse como células nerviosas. El proceso de inducción neural está
regulado por señales que proceden de una región del embrión denominada
organizador.
Las
células del sistema nervioso en desarrollo tienen un cambio importante
aproximadamente
en la misma etapa en que se hace visible la placa neural.
Las
primeras células del embrión humano son plenipotenciales (tienen la capacidad
de convertirse en cualquier tipo de célula del organismo si
se trasplantan
al lugar apropiado). Sin embargo, a medida que el embrión
se
desarrolla se va especificando más el destino de diversas células.
Cada célula de la placa neural conserva aún la posibilidad de convertirse en cualquier tipo de célula del sistema nervioso maduro (Neuronas y Neuroglocitos), pero normalmente no puede transformarse en otro tipo de células. A tales células se les llama pluripotenciales, en vez de plenipotenciales.
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